jueves, 24 de junio de 2010

Poema en rojo


Quemamos la noche.
Abrasamos la noche
hasta convertirla en un fuego encendido de relojes parados.
Y derretimos poco a poco
las sábanas
que cobijaban amorosamente la almohada.

Las cenizas de lo nuestro
quedaron esparcidas debajo de la cama y el agua,
brotó limpia
desde los anclajes de nuestro colchón.

–¿Tu quién eres?
–Yo soy el hijo de Dios ¿Y tu?
–Soy esta que lo es.
Por las calles sin sombra, camino con mi sombra.
–¿Te has perdido?
–Nooooo.
Te estoy buscando.
Imagen:Emilia Castañeda

domingo, 20 de junio de 2010

Nana del cuento de la niña chica




NANA DEL CUENTO DE LA NIÑA CHICA

_Cuéntame un cuento madre
cuéntame un cuento nuevo
porque este viejo cuento que me acompaña desde siempre
es un cuento perdido
del que quiero salir
porque me asfixio.

_No se puede salir de los cuentos hija.
No se puede salir.

_ Cuéntame entonces otro.
_Y qué haremos con el cuento en el que vives desde siempre.

_Lo tiraremos al agua madre y que los peces se lo coman.


Imagen: Monserrat Gudiol

sábado, 12 de junio de 2010

Con los ojos cerrados




Si tu fueras el Cielo
y yo la Tierra

nos lloveríamos el uno contra el otro
con los ojos cerrados
y las bocas
abiertas.


Y nunca pensaríamos
en quién nace
ni en quién
muere

puesto que todo es Tierra
y todo es Cielo.


Y todo somos uno
y lo mismo.




Imagen: Suspendidos en el sueño.
Oleo sobre tela de Emilia Castañeda

lunes, 7 de junio de 2010

Solsticio de Verano


Hay una luna oculta guardada en un cristal, junto a un jubón de terciopelo que calienta la noche,
y cuando estoy a oscuras pensando en mi almohada,
viene un rayo
y me parte.

En siete espejos mi ensueño se convierte.
Olas de cinco metros
y un cisne navegando a la deriva.

Es noche de Sanjuán,
de luminarias encendidas
tragos de alcohol y cantos de jarana,
palmas y pies descalzos que bailan en la arena.
Solsticio de verano.
Noche caliente de magia y luminaria

Y cuerpos
a la sombra de la luna
quebrantando el sexto mandamiento.

Llega un rayo y me parte.

Ni una voz, ni un susurro.

Y cuando sale el sol
yo sigo en la playa a la espera del fauno,
que quiera cobijarme
después de esta noche de aguardiente y delirio.

– Dónde se fueron todos.
– Huyeron a través de las lenguas del fuego en busca de las olas.

Estoy sola en la playa
con la luna escondida en un cristal, y este jubón de terciopelo
que me dejó al marcharse.


No me acuerdo de nada.