martes, 24 de diciembre de 2013

Cántico espiritual






    Canciones entre el alma y el esposo


Esposa
 ¿A dónde te escondiste, amado
y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
   Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adoleszco, peno y muero.
   Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas,
ni cogeré las flores
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
   ¡Oh bosques y espesuras,
plantados por la mano del Amado,
oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!
Respuesta de la Criaturas
   Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura,
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dexó de su hermosura.
Esposa
   ¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero,
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
   Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan
y déxame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
   Mas ¿cómo perseveras,
oh vida, no viviendo donde vives
y haciendo porque mueras
las flechas que recibes
de lo que del Amado en ti concibes?
   ¿Por qué, pues has llagado
a aqueste corazón, no lo sanaste?
Y pues me lo has robado,
¿por qué así lo dexaste
y no tomas el robo que robaste?
   Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos
y sólo par Ti quiero tenellos.
   Descubre tu presencia
y mátame tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.
¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!
   Apártalos, Amado,
que voy de vuelo.

San Juan de la Cruz
(1542-1591)