lunes, 10 de agosto de 2015

El aire que ventila ya no es aire.


 Calor de piedra que me devora las entrañas
 eres culpable de la desidia que me alcanza.
Mi corazón  se queda sin aliento
y el aire que respiro, ¡ay!
ya no es aire
Es un viento solano y traicionero que me nubla la vista y me hace flotar como bolsa de plástico que vuela perdida entre las nubes.

Ya no me quedan abanicos
que ventilen el aire.
Tan solo este sopor
ardiente, fugitivo, que amenaza mis miedos en noche desvelada.

Hoy el día se despertó caliente
abrasador, dudoso, equidistante, torvo.
Esquivo
Extraño.
Ardiente

Casi no puedo respirar.
El aire que ventila, ya no es aire
El suelo abrasa.

Fuego en mi corazón.
Luz en mis ojos.
Fiebre de temporal en las comisuras de mi boca.


Adónde habré dejado mi abanico.

Imagen: Giorgos Rorris